Pedro Casamayor

Pedro Casamayor
ELEGÍA ANTICIPADA

 

 

Entra en la cuenta atrás

o arriésgate a perderte.

 

10, el tiempo lastima

como una trampa a punto de saltar.

9, la indiferencia puede ser un refugio

dispuesto a no soltarte.

8, la soledad

simulará hacerte compañía.

7, es mejor llegar a la verdad

de golpe, equivocándose.

6, no intentes seguir al dios creador,

desea que lo olvides.

5, se acerca el fin con cuentagotas

anticípate al cese en el gotero.

4, cuando abandones el paisaje

sentirás un vacío en la palabra.

3, solo hay una máxima:

no intentes retocar tu imperfección.

2, se acerca el inicio

de ese minuto cruel que llaman muerte.

1, abraza este aire de partida,

mesa la barba y deja crecer tu pelo negro.

0, empieza la música

como una hipocondríaca invitada de honor.

Sospecho que Satán es su aliado.

 

Mila P. Villanueva

Mila Villanueva
RESQUEBRAJAR Y REGRESAR

 

 

RESQUEBRAJAR

 

El agua del río permanece inmóvil.

Alguien avanza con sigilo.

 

No hay rastro benigno en esta noche.

Se oye saltar a un pez.

Como un cuchillo clava en el agua

su lomo plateado

y rompe la negrura de esta noche extraña.

 

Es el largo tiempo de Bo.

 

REGRESAR

 

De nuevo el principio.

Después del tiempo de Bo

es el dulce momento del regreso.

El trueno está dentro de la tierra.

La tierra se ha vuelto sagrada.

 

Las golondrinas adornan los tejados.

 

José Iniesta

José Iniesta
AMOR EN EL BALCÓN                                       

 

 

De nuevo es el amor quien me sostiene.

Por él estoy despierto y me levanto

en medio de la noche,

descorro las cortinas,

y un ímpetu me empuja a salir fuera,

al silente balcón de los desvelos.

 

Soy savia que no finge su principio,

la tensión penetrando más adentro

su obstinada raíz entre las rocas

para ser en la rama del otoño

primavera y raudal de tanta vida,

la danza por el aire de las hojas,

el fruto suspendido en su sabor.

 

Flechado estoy sin tiempo y decidido.

Vigilo por amor, sin pensamiento,

los astros de la noche por más verte,

me apoyo en la baranda frente al mundo.

Y el mundo, no presiente mi alegría,

ignora las palabras

ardidas en el cántico

que anhelan balbucir en su vislumbre

tu nombre que se nombra en el silencio

con verdad y belleza.

 

De nuevo es el amor quien me sostiene.

Tan sólo por amor alcé esta casa,

dispuse la arboleda en el jardín,

dejé manar la fuente hasta la piedra

pulida de la sed y las derrotas.

Ingreso en el espacio enamorado.

Transito por la alcoba de mi dueño,

y es vida lo que vivo al acercarme

al presente perfecto de tu abrazo,

al dulce son seguro

desde tu aliento siempre.

José Antonio Olmedo

José Antonio Olmedo
LA NATURALEZA INVISIBLE             

 

 

A Gloria Frutos                                               

 

Proviene de los sueños del presente

el valor de la ciencia del futuro.

 

La Inspiración, semilla sempiterna,

umbela solución frente a la nada.

 

De no ser por nuestra insignificancia

veríamos panópticos los cielos.

 

Pensamos que hay mil rocas diferentes;

provienen de una unívoca pangea.

 

Por eso las distancias nos abruman

y nos vierten tratados engañosos.

 

La Muerte es invento de los temores,

una amenaza que jamás se cumple.

 

Radica en las moléculas de vida

un imperioso afán superviviente.

 

El Amor es la enzima que produce

el perpetuo atavismo de las almas.

 

Amor es el propósito del Tiempo

que a veces se flagela por su ausencia.

 

La Música es silencio sin amor

olvido que se cierne carne adentro.

 

Por el amor del Sol hacia la tierra

crece la flor, amada por el agua.

 

Héctor Solsona

Héctor Solsona
ÁNGELUS

 

 

Delante de la pura nada

los ángeles hablan

con voz de fuente,

los círculos concéntricos

de la vida se ensanchan

hasta hacerse invisibles.

 

Nadie entiende

este sol blanco del mediodía

en la certeza oscura del silencio.

Nada detiene el manantial

ni vértigo libre y ciego

de nuestros días y horas.

 

Ora pro nobis

 

(Poema del Santo rosario)

 

Gregorio Muelas

Gregorio Muelas
TIEMPO MUERTO

 

 

Es cosa de gente sin alma,

que ve pasar el tiempo inanemente

mientras sus sueños les preceden

y sus sombras oscuras les apremian.

 

Es cosa de arquitectos

de castillos de naipes y de arena

a merced del viento y las olas,

pues no hay refugio que atempere

ni dique que contenga

el natural discurso de las horas.

 

Sólo el tiempo admonitorio nos juzga,

y es el vórtice por donde las horas

y los días, los años y las eras

se despeñan hacia la nada más completa.

 

Si todo es tiempo muerto,

tiempo reciennaciendo,

recienmuriendo a cada instante,

acompasemos nuestros latidos a su caída,

su luz a nuestra sombra,

su ritmo a nuestra vida.

 

Elena Torres

Elena Torres
ÁBACO

 

 

Si las tardes son huéspedes

que custodian detalles

en un calendario de dudas.

 

Si en un reino de espejos

la mirada corta distancias

con el cristal de los quebrantos.

 

Si lo bello no crea

una figura de seis vértices

donde superponer lo auténtico.

 

Entonces hace falta

el ábaco de los requiebros

para contar las horas.

 

Un manual de gratitud

para sobrevivir al miedo.

 

 

(De Frágil, 2012)

Elena Escribano

Elena Escribano
VENTANA CON REFLEJO

 

 

La miran los mismos ojos de la mujer

que hace treinta y cinco años la miraban.

 

También ahora tiene un libro entre las manos

y un lápiz, con el que subraya “las ideas

esenciales” de un texto

de retórica.

 

El reflejo en la ventana

no tiene misericordia,

–ni ella la necesita–.

Lleva treinta y cinco años mirando

el tiempo,

cómo modifica la firmeza de sus rasgos,

de los brazos,

de su pecho.

 

Con dureza, porque el tiempo no precisa suavidades,

allí está observándola, preguntándole.

La respuesta está en el reflejo

del cristal de esa noche en la ventana.

 

El aire que la oxida

también ha reforzado sus defensas

y ahora puede volar con todas sus heridas.

 

Los mismos ojos miran el reflejo

de la misma mujer en la ventana.

 

El corazón es el mismo de los diecisiete, de los

veintisiete, de los treinta y siete,

cuando aún se atreve a navegar por                        la inocencia

a los treinta de los treinta años de su vida.

 

Pero cuando el grueso cable anuda

en el oxidado amarre

sesabe de memoria la rosa de los vientos.

 

Lo único preciso es que no haya disminuido

la pasión, ese incendio en el que arde

con todos los errores y aciertos de su vida.

Andrea Uña

Andrea Uña
LOS DÍAS CONTADOS

 

 

                                    (Dedicado al Castaño de

                                    Indias de las Calzadas de Mallona)

 

 

La luna de Grecia me vio nacer.

Me llevaron a Turquía.

No sé muy bien cómo llegué,

pero llevo  ya casi cien años

en esta ciudad.

En mi juventud fui

alto y esbelto;

ahora, sin embargo,

me he convertido en un árbol deforme

-eso dicen algunos-.

Mi rugosa corteza centenaria

delata mi vejez y les molesto.

He visto jugar a niños sobre mis pies.

He crecido con risas y música, año

tras año, viendo subir y bajar

caminantes a las Romerías.

 

He sido cómplice de citas clandestinas,

de amores furtivos, amparados

por mi sombra.

soy  la historia viva de generaciones.

pero ahora les estorbo,

molesto, quito luz, me quieren matar,

arrancar mis raíces, silenciar para siempre

el suave aleteo de mis ramas.