Mar Busquets

Mar Busquets
ESTÁN TRISTES

 

 

Están tristes por eso, porque saben demasiado

NORBRANDT

 

Están tristes porque saben demasiado,

aunque no todo;

es una manera de tristeza racional,

digamos que afectada,

en la que cada quien se lamenta

en un lenguaje heredado

de lo difícil que es

vivir pegados a la desesperanza

de esa idea artificiosa

que nos mantiene cautivos,

pero no cautivados.

 

Por eso, porque saben demasiado,

ahora creen vivir la vida con mayor plenitud;

no es porque sepan que se van a morir

no es porque sepan que un solo Dios les esperará

al otro lado,

 

sino porque a pesar del esfuerzo

de saber demasiado,

nunca será lo suficiente.

José Manuel Regal

José Manuel Regal
PASAJERO DE LA HISTORIA

 

 

Esta cruz de silencio

que me hiere a diario

Interfiere cuanto soy,

alimenta los miedos enquistados

en la espesura del alma;

hurga en la sangría de todas mis derrotas

hasta caer rendido en la indiferencia,

esa que me empuja mi muerte cada tarde.

La textura el alba anaranjado

me hizo rehén del tiempo

en los relojes dormidos;

del desplome de los sueños

sobre un lecho de inquietudes muertas,

vienen los fantasmas  a anunciarse

en el portal de mi historia.

Sólo detrás de los espejos

desenmascaro  mi rostro,

tiendo los poemas a sol y me quedo solo

en este lento otoño de mis ojos.

 

Ahora que soy yunque,

golpean sobre mí, cual campanas

a la hora del Ángelus,

los temores y remordimientos al unísono

mientras la noche, presagia tempestades

y, llegan a mí, como una fatiga de gaviotas,

pecados antiguos

en la desembocadura justa de los sueños.

Llevo, como frutas amargas,

versos que delatan los pasos de mi infancia.

Luces frías

y vientos que salpican

el perfil de la inocencia

y las palabras calladas

a lo largo de los años.

Mi infinito extravío

sigue presente en mi estatura.

Me busco por las anchas avenidas

de la vida  y no hallo más

que sombras extintas del pasado.

 

 

José Luis Martínez

José Luis Martínez
OFICINA DEL DÍA

 

 

Contable jubiloso del presente,

de las sinapsis portentosas;

tesorero del agua, de los rayos del sol,

soy un perro feliz, harto feliz

a pesar de las garrapatas,

de las neuronas que perdí

–mis estrellas extintas–,

de tantas grapas en el cráneo.

 

Carne de la palabra emocionada,

me desdigo y vuelvo a decirme,

llevaría la suma de los dones

eternamente enamorado,

bien de quimeras, bien de realidades.

 

Celebrar, celebrar…

 

Yo nunca cierro mi negocio.

Héctor Solsona

Héctor Solsona
ÁNGELUS

 

 

Delante de la pura nada

los ángeles hablan

con voz de fuente,

los círculos concéntricos

de la vida se ensanchan

hasta hacerse invisibles.

 

Nadie entiende

este sol blanco del mediodía

en la certeza oscura del silencio.

Nada detiene el manantial

ni vértigo libre y ciego

de nuestros días y horas.

 

Ora pro nobis

 

(Poema del Santo rosario)

 

Elena Torres

Elena Torres
ÁBACO

 

 

Si las tardes son huéspedes

que custodian detalles

en un calendario de dudas.

 

Si en un reino de espejos

la mirada corta distancias

con el cristal de los quebrantos.

 

Si lo bello no crea

una figura de seis vértices

donde superponer lo auténtico.

 

Entonces hace falta

el ábaco de los requiebros

para contar las horas.

 

Un manual de gratitud

para sobrevivir al miedo.

 

 

(De Frágil, 2012)

Antonio Praena

Antonio Praena
8 DE JUNIO

 

 

Nací el 8 de junio.

Toda la luz se derramó en mi sangre,

pero hace tiempo que no encuentro

ni la luz ni mi sangre.

 

Pensé que era mejor poner mi vida

muy lejos de las cosas que he querido,

muy lejos de las cosas de este mundo,

muy lejos de tu amor, que ha sido el mundo.

 

Me fui fuera de ti

para poder volver un día

curado de la bestia que me ocupa.

Pero la bestia se ha hecho grande,

tan grande como puede hacerse un hombre,

y vamos los dos juntos de la mano

camino de la muerte:

¡si me vieras!,

los ojos que quisiste son agujas

clavadas hacia dentro.

 

Soy uno de esos hombres que desguaza

las flores con sus botas de jinete.

Consumo polen ácido,

comulgo reno crudo, escupo arcilla.

Me digo con palabras que les lamen

los ojos cancerosas a los ciegos.

Confieso que he bebido cera hirviente

tratando de sellar todas mis puertas.

 

A veces, si mi bestia se ha dormido,

planeo una manera de escaparme:

me visto un traje nuevo, me anudo una corbata,

mas, vueltos al espejo mis dos ojos,

descubro que me mira un hombre muerto.

 

Y entonces, inhumano, desterrado,

retorno al colchón sucio de mi siglo

y cumplo un año más lejos de todo.

 

No he vuelto a escuchar luz.

No he vuelto a besar pulso.

Me alumbran y devoran la garganta

estrellas tan brillantes que son negras.

 

Mas dejo testimonio de que todas

las noches de mi vida he pronunciado

tu nombre con gemidos animales.

Tan fuerte te he llamado que no existe

frontera entre el aullido y mi persona.

 

Quizá sólo fui alguien un instante

del 8 de aquel junio de aquel año,

lo mismo que son hombres los que lloran

y dejan de existir los que no aman.