Rafael Mesado

Rafael Mesado
MORFINA

 

 

A mi padre

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

 

Sábana herida de luz usada

que gotea invisible y salina

y empuja hacia el aquí más próximo

Aroma a sangre sin ventana

que se pliega hacia atrás con suavidad

felina  El tiempo prisionero del reloj

no es espiral continua

El tiempo no conoce junturas

viaja hacia afuera   es ola de mar

 

Tiempo liminar cuando la morfina

es mañana   Tiempo que abre las puertas

de par en par   risueño e indiviso

instante de estrella sin amenaza

El tiempo es llegar otra vez

cuando la claridad se asoma al alfeizar

con los párpados cerrados   sin avisar

serenos de atardecer   Somnolencia del día

que comienza a navegar

 

Es litoral en los ojos que se nublan

por el resplandor del aire

que estalla tranquilo bajo la piel

Arena de otra aguja que testifica las quejas

no habitadas   Playa que respira

del otro lado que no es   Aquí y solo aquí

sin más  infinito en el abrazo de las horas

de morfina   Así  tan de menos

 

La morfina es un tigre que sueña

con sábanas de cristal y labios

de madrugada   El tiempo agazapado

no es tiempo que existe   no es transcurso

vegetal  ni rasante de ave migratoria

más allá del mar…   Morfina

abrigo abrazo beso   caricia

sin hospital de un mediodía solar

 

Oleaje sin final

María José Valenzuela

María José Valenzuela
CANCIÓN DE LOS PSIQUIATRAS

 

 

La psiquiatría es el único negocio

donde el paciente nunca tiene la razón.

JODOROWSKY PRULLANSKY

 

 

Te marcan con un número,

igual que a las ovejas

camino al matadero.

Te recetan pastillas

para soñar a solas,

para cantar a oscuras,

y para que te olvides

por qué llegaste allí.

Te inundan con sus cables,

observan tu cabeza,

como si fuera un campo de batalla.

Algunos con su bata inmaculada,

te dicen que es delirio

o que es esquizofrenia

y te siguen llenando

la vida de pastillas,

de números sin lógica,

de canciones sin cielo.