Omar García Obregón: “At Every Step, The Game of Dice”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

(…) I speak of the city, shepherd through the centuries, mother that engenders us and devours us, invents us and forgets us.

                                    Octavio Paz

Our historians, who are the most perceptive in the world, have invented a method to correct chance; it is well known that their modus operandi are (in general) reliable; although, naturally, they are not divulged without some degree of sham. (…) Babylon is nothing but an infinite game of dice.

                                 Jorge Luis Borges

 

At every step, the game of dice fords borders

Like a geometric incantation

Of alcohol that distributes

The consolation of freedom

Through the viscosity of the universe

That demolishes the solidity of the ideogram

That falsely opens itself up, without ink,

To inscribe its chance on the passage of the stars

That wrench, swiftly, their yes and no

From fate

In the last glimmer of your life

To announce, in full darkness,

That the life of others continues.

 

Time has taken it upon itself to populate the world with borders

So that only in utopia may one find the fluidity of the universe

Plethora of painful scribbles

In the barbed wire that upholds maps

Like a silkworm ready to rip every fabric.

 

Thus they planted the flags

Even into the depths of the ocean,

But these are tacit demarcations for stray fish.

 

To chart the future of the passers-by

The adjacent spaces mitigate loneliness

Among languages that separate and force conquests

Attributed to nations and documents invented

With stamps and citizenships to judge the other as other,

To have an I without a you that shapes me

And releases me errant to roam the world of appearances

In the fragile light marked by geopolitical daggers

Where words, inescapable words,

No longer say anything in the vacuity of the spaces

That are no longer reconcilable in the finite density

Of the spiral of time,

That rises between the sacred and the perverse,

Between the absurd and the arcane,

Between the abominable and the opposed.

 

Borders, borders, countless borders;

Among adjacent homes, borders;

Every day, borders;

In the grit and the grief, borders.

 

The deserts claim their spaces

And the Sahara stops at red lines

That the desert dunes have blurred

To turn a tent into my home,

So temporary and yet so permanent, in the inhospitable

Spaces of the planet, in horizons

Surrounded by an impenetrable light

That pierces the debris of nothingness.

 

We are shadows in suspense,

Transparent apparitions in the middle of a desert,

Which could well be that of Algeria,

Waiting for over a quarter of a century for a boat to arrive,

A ship, a god able to overcome the impossibility

Of borders, of exploding mines forever,

Of making my city that old crystalline stop by the sea,

But problems do not fit in the swing of the world

If they do not come from the North or the empire;

My life is circumvented in the humanitarian rhetoric

That follows earthquakes that awaken the news

On any television channel,

And a light breaks the walls that are built

Day after day, walls that are broken ceaselessly,

But which alter their ways from country to country,

Interminable walls which, like stars,

Return faithful to the night.

 

We need one of those white nights of the Arctic,

Just one of those nights,

To see forever the face hidden

In the ruins of time.

 

Who turned the imaginary shreds of doubt

Into the slippery space of rhetorical

Truths that are reinforced by cartographers

In the wake of military imperatives, that raise statues,

Monuments with which to sculpt our history,

To turn myth into a fertile orchard,

The sole sustainable nourishment for the people

Who float and float, without thinking,

Dragged from shop to shop

By the new storms of mis-sold wealth,

By the desire of the insatiable,

In the immensity sliced by borders.

 

I inhabit this pariah space in the hangars of the abyss

In the hope of a certain flight to another place.

 

The borders are of solid glass

Awaiting the fire needed to overcome its form,

So that from the province of the kingdom

Following every stroke of the hammer another nation ready to fight may be forged,

Republic of dreams already achieved,

Of grafts that separate what sap unites

In the timeless vestibules

That welcome the tourist in passing,

For whom the altars are museums of infamy.

 

The deep waters bear the separation of spaces,

Like lacustrine thought between languages

That separate Romania from Ukraine, an abyss,

Between metal alloys and migratory birds

Replicated in the cornices of other houses that stand

Between Fuerteventura and Morocco,

Adrift between Korea and Japan,

The perennial battle for land

Between India and Pakistan,

Between China and India,

Lines of control between Tijuana and San Diego,

Whilst Europe is an island that spreads.

 

Borders, borders, innumerable borders

That are replicated in every broken mirror of dawn.

 

… hablo de la ciudad, pastora de siglos, madre que nos engendra y nos devora, nos inventa y nos olvida.

 “Hablo de la ciudad”, Octavio Paz.

Nuestros historiadores, que son los más perspicaces del orbe, han inventado un método para corregir el azar; es fama que las operaciones de ese método son (en general) fidedignas; aunque, naturalmente, no se divulgan sin alguna dosis de engaño. […] Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de azares.

“La lotería de Babilonia”, Jorge Luis Borges

 

A cada paso el azar vadea las fronteras

como en un conjuro geométrico

preparado con el alcohol que reparte

el consuelo de la libertad

en la viscosidad del universo

que demuele la solidez del ideograma

que falsamente se abre, sin tintas,

a inscribir su suerte en la traslación de las estrellas

que arrancan, fugaces, del sino,

su sí y su no,

en el último destello de tu vida,

para anunciar, en plena oscurana,

que la vida de los otros continúa.

 

El tiempo se ha encargado de poblar el mundo de fronteras

para que sólo en la utopía se encuentre la fluidez del universo,

plétora de garabatos dolorosos

en el alambre de púas que sostiene los mapas

cual gusano de seda listo para rasgar todo tejido.

 

Así plantaron las banderas

hasta en las profundidades del océano,

mas son demarcaciones tácitas para los peces parias.

 

Para trazar el futuro de los transeúntes

los espacios contiguos mitigan la soledad

entre lenguas que separan y obligan las conquistas

atribuidas a naciones y papeles inventados

con sellos y ciudadanías para juzgar al otro como otro,

para tener un yo sin un tú que me estructure

y errante me suelte a rodar por un mundo de apariencias

en la frágil luz marcada por puñales geopolíticos

en los que las palabras, ineludibles palabras,

ya no dicen nada en la vacuidad de los espacios

que ya no son reconciliables en la finita espesura

de la espiral del tiempo,

que se alza entre lo sagrado y lo perverso,

entre lo absurdo y lo arcano,

entre lo abominable y lo opuesto.

 

Fronteras, fronteras, innumerables fronteras;

entre casas colindantes, fronteras;

a diario, fronteras;

en el roce y en la pena, fronteras.

 

Los desiertos reivindican sus espacios

y el Sahara se detiene en líneas rojas

que las dunas del desierto han ido borrando

para hacer de una jaima mi casa,

tan temporal y permanente, en los inhóspitos

espacios del planeta, en horizontes

rodeados de una impenetrable luz

que horada los escombros de la nada.

 

Somos sombras suspendidas,

apariciones transparentes en medio de un desierto,

que bien puede ser el de Argelia,

esperando más de un cuarto de siglo que llegue un barco,

un navío, un dios capaz de vencer la imposibilidad

de las fronteras, de reventar las minas para siempre,

de hacer de mi ciudad el viejo paso cristalino frente al mar,

pero en el vaivén del mundo no caben los problemas

que no vengan del Norte o del imperio;

mi vida se elude en los discursos humanitarios

tras los terremotos que despiertan las noticias

en cualquier telediario,

y una luz rompe los muros que se alzan

día a día, muros que se quiebran sin pausa,

mas que mudan sus costumbres de tierra en tierra,

muros interminables que cual estrellas vuelven

fieles a su noche.

 

Necesitamos una de esas noches blancas del Ártico,

tan solo una de esas noches,

para ver por siempre la cara que se oculta

en las ruinas del tiempo.

 

Quién hizo de los trazos imaginarios de la duda

un espacio escurridizo de verdades

retóricas que implementan los cartógrafos

tras dictados militares, que levantan estatuas,

monumentos para ir esculpiendo nuestra historia,

para hacer de la leyenda el huerto de cultivo,

el único alimento sostenible para el pueblo

que flota y flota, sin pensar,

arrastrados de comercio en comercio

por los tiernos vendavales de la riqueza mal vendida,

por la aspiración de lo insaciable,

en la inmensidad cercenada por fronteras.

 

Habito ese espacio paria en los hangares del abismo

en espera de un vuelo certero hacia otra parte.

 

Las fronteras son de vidrio macizo

a espera del fuego necesario para vencer su forma,

para que de la provincia del reino

tras cada martillazo se forje otra nación en pie de lucha,

república de sueños ya cumplidos,

de injertos que separan lo que la savia une

en los vestíbulos inmemoriales

que acogen al turista que va de paso,

para quien los altares son museos de la infamia.

 

Profundas, las aguas llevan la separación de los espacios,

como el lacustre pensamiento entre las lenguas

que separan a Rumanía de Ucrania, un abismo,

entre aleaciones minerales y aves migratorias

duplicadas en las cornisas de otras casas que se alzan

entre Fuerteventura y Marruecos,

a la deriva entre Corea y Japón,

el litigio perenne por la tierra

entre la India y Pakistán,

entre China y la India,

líneas de control entre Tijuana y San Diego,

mientras Europa es una isla que se ensancha.

 

Fronteras, fronteras, innumerables fronteras

que se duplican en cada espejo roto del amanecer.

 

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “I Would Reveal”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

For two revealers: John Perivolaris and Parvati Nair

 

I WOULD REVEAL with pyrogallol

The truth hidden in the seed,

The shot of a photographic instant,

The akinesia of a bevelled face

That senseless reveals its mystery

As if the heartbeat were to turn to life,

As if the image captured more than the

memories mutilated by time.

 

 

A dos reveladores: John Perivolaris y Parvati Nair

 

REVELARÍA con pirogalol

la verdad escondida en la simiente,

la toma de un momento fotográfico,

la acinesia de un rostro biselado

que insensato desprende su misterio

si descendiera el pálpito a la vida,

si en la imagen no solo se captaran

recuerdos mutilados en el tiempo.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “On Returning”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

On returning

 

I have behind the sky a sky for my return, but I

am still polishing the metal of this place, and living

an hour that foresees the unknown. I know time

will not be my ally twice, and I know I will exit

my banner as a bird that does not alight on trees in the garden.

[…]

[…] I will soon exit

the wrinkles of my time as a stranger […].

“I Have Behind the Sky a Sky”, Eleven Planets at the End of the Andalusian Scene(1992), Mahmoud Darwish, tr. Fady Joudah

 

After being a foreigner, I shall return,

But I shall not return to the language cloistered in other geographies

Nor to the space of autumnal beings,

But to the very centre where being takes shape

Without countries or borders in maps invented

By choreographers on duty.

 

I shall return to break with memory frozen

In the universe of the past.

 

When the wrinkles of history have been smoothed

And like an empty canvas for a mattress I recover my bed,

I shall return because that ticket

That was blocked

And that I myself rejected

When the doves of peace were not cooing,

Belongs to me.

 

If once I feared death

That time too has died

In the latest crossing where life itself came into play

And I lived all or nothing

Beyond any form of slavery to invisible worlds

With promises for the future.

 

Island, if upon returning you are

As if before a mirror, reflected but alone,

With no communion possible between bodies,

Remember that time will forgive the errors

But this stranger will not always know how to treat you.

 

 

AL VOLVER

 

Yo tengo detrás del cielo un cielo para regresar […]

[…], y vivo

una hora que percibe lo invisible. Sé que el tiempo

no será dos veces mi aliado, y sé que saldré de

mi bandera cual pájaro que no se posa en ningún árbol del jardín.

[…]

[…] Saldré dentro de poco

de los pliegues de mi tiempo como extranjero […]

Mahmud Darwish.

 

Tras ser extranjero volveré,

pero no volveré al lenguaje enclaustrado en otras geografías

ni al espacio de seres otoñales,

sino al mismo centro de la realización del ser

sin países ni fronteras en mapas inventados

por los coreógrafos de turno.

 

Regresaré para romper con la memoria congelada

en el universo del pasado.

 

Cuando se planchen los pliegues de la historia

y cual almofrej vacío recupere mi cama,

regresaré porque me pertenece ese billete

negado

y que yo mismo rechacé

cuando no zureaban las palomas de la paz.

 

Si un día temí a la muerte

ese tiempo también murió

en la última travesía en la que la vida misma entró en juego

y viví a todo o nada

allende cualquier esclavitud a mundos invisibles

con promesas de futuro.

 

Isla, si al volver te encuentras

cual ante el espejo, reflejada pero sola,

sin comunión posible entre los cuerpos,

recuerda que el tiempo perdonará los errores

pero no siempre este extraño sabrá cómo tratarte.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “I Return to a Foreign City, that Was Always Mine”

 

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

I return to a foreign city,

            That was always mine

 

                                                How grey is the light at this hour,

                                                How murky the memory of the little that is left

                                                And how ungenerous is the imminent forgetting!

                                                                                                Maria Mercedes Carranza

 

 

Between the light and its shadow,

Falls the parallel of your watch

come undone in the coordinates of a wind

from the North that whips your coasts,

in the eye of the hurricane that burns the

foam that the oar maker churns

to make oars that trigger

the conquest of a bare shoreline.

 

And, thus, we came to populate again,

Putting new life into the future with the cutting edge

Of gold that is tinsel that turns to glitter

The true muddy future

That stains the stamen of the Gulmohar

And dullens the passion of its colour.

 

The hollow between your voice and my voice

Is filled with the power of nothingness

Where flags after flags are raised,

Flags raised to the call of duty.

We always return run-down

To the vile silence of a quarter of a century,

Half a century, centuries of silence.

 

Fearless we endure sentence.

The gold can no longer fill age

With shine, convinced of its copper,

The dream that faded at twenty-one,

Hope lived day after day

In an exile imbibed sip

By sip, with adulthood,

To live it in the cold transparency

Of a time of other spoils.

 

Your footprints have been cracked in the frost

Of a country shocked by the insult

That it is to live scorched by the light

That lives on only in my memory.

 

 

REGRESO A UNA CIUDAD EXTRAÑA, QUE SIEMPRE FUE MÍA

  

¡Qué sucia es la luz de esta hora,

Qué turbia la memoria de lo poco que queda

Y qué mezquino el inminente olvido!

 María Mercedes Carranza.

 

Se interpuso entre la luz y su sombra

el paralelo de tu vigilancia

deshecha en las coordenadas de un viento

que tus costas azota desde el Norte,

en el ojo del huracán que quema

la espuma a la que el remolar se atiene

para fabricar los remos que impulsen

a conquistar un litoral vacío.

 

Así llegamos a poblar de nuevo,

remostando el futuro con aristas

de un oro que es oropel que deslumbra

el verdadero porvenir de barro

que mancha los estambres del malinche

y opaca la pasión de su color.

 

La oquedad entre tu voz y mi voz

se llena con el poder de la nada

donde se alzan banderas y banderas,

banderas izadas al son de turno.

 

Regresamos siempre destartalados

al vil silencio de un cuarto de siglo,

de medio siglo, siglos de silencio.

 

Impávidos acatamos sentencia.

Ya el oro no puede llenar de brillo

la vejez, en su cobre convencida,

la ilusión marchita a los veintiún años,

la esperanza vivida día a día

en un destierro que se bebe sorbo

a sorbo, con mayoría de edad

para hacerlo en la fría transparencia

de un tiempo que conoce otros despojos.

 

Tus huellas quedan rotas en la escarcha

de un país sobresaltado en la injuria

que es vivir calcinados por la luz

que vive solamente en mi memoria.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Omar García Obregón: “In Winter”

 

 

 

Translated by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

IN WINTER we lost the swallows

That fearless left their nests,

In their wisdom they knew of certain death

If they did not depart to discover the world.

 

 

 

EN INVIERNO perdimos golondrinas

que abandonaban sin temor el nido,

sabias conocían muerte certera

de no salir a descubrir el mundo.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

 

Omar García Obregón: “Pulsing on the Invisible”

 

 

Translated and read by Parvati Nair (Queen Mary University of London)

 

PULSING ON THE INVISIBLE are the patterns

Of the dawn pregnant with forgetting

So that you may believe that in you is the verdure

Of all the springtimes to come.

 

 

 

LATEN SOBRE LO INVISIBLE las pautas

del amanecer preñadas de olvido

para que creas que en ti está el verdor

de todas las primaveras futuras.

 

De Fronteras: ¿el azar infinito? [Borders: An Infinite Game of Dice?] (Leiden: Bokeh, octubre 2018)

Ben Clark: “When the Poem Arrives”

When the Poem Arrives

 

Translated and read by Mike Baynham (University of Leeds)

 

When the poem arrives, the one

I want to write you, just turns up

vibrant and young, first to the eyes 

and then after, to the hands, just like that,

claiming there was nothing easier

than to wait for it, in spite of 

having done so in a windowless room 

over many years, in fact forever.

When it arrives and I read you that poem,

and the poem grows old and dies alone

like an incorruptible saint and we

don’t know where it lives: whether

in me or in you, or if it just drifts

between the two of us like a promise

never to be fulfilled, when it

arrives and insists on being 

I don’t know if I will be ready for it.

Just thinking about it torments me

as much as fearing that it will not come 

at all or that it came already and 

I didn’t manage to welcome it;

now I will never be able to tell you

what the poem alone, that poem 

which could turn up just as you did,

all of a sudden, filling with words

the empty space, would manage

to tell you how I want to tell you

and I do tell you just like this, 

as I wait in that torpid urgency

with which all lovers write their poems.

 

La policía celeste, 2018

 

 

 

Cuando el llegue el poema

 

Cuando llegue el poema que te quiero

escribir, cuando acuda vivo y joven

a los ojos primero y a las manos

después, sencillamente,

predicando que nada hubo más fácil

que esperarlo, a pesar

de haberlo hecho en cuarto sin ventanas

durante muchos años, desde siempre.

Cuando llegue y te lea ese poema,

y el poema envejezca y muera solo

como un santo incorrupto y no sepamos

dónde habita: si en ti, si en mí, si vaga

entre los dos igual que una promesa

que no puede cumplirse, cuando llegue

y exija ser, no sé si voy a estar

preparado. Pensarlo me atormenta

tanto como temer que no vendrá,

o que ya vino y no logré acogerlo;

ahora no podré decirte nunca

lo que sólo el poema, aquel poema

que podría llegar como llegaste

tú, de pronto, llenando de palabras

el espacio vacío, lograría

decirte como quiero yo decirte

y que te digo así, mientras espero,

con la urgencia y torpeza con que escriben

todos sus versos los enamorados.

 

Leído por el autor

Foto de Laura Ferrer Aramabarri (Wikipedia) CC BY SA 4.0

 

Laura Pelegrina: “I Embrace You”

 

I Embrace You

 

Translated and read by Brogan Steers (University of Leeds)

 

To my grandfather

 

Weariness spills from your eyes,

from those that travelled the world from home.

Tell me, on looking back,

what do you see with your worn eyes?

does all that you grew from

the dry, inhuman land look tired?

Perhaps it all looks withered,

like olden tales?

 

Look at me carry your hand,

your big hand, weathered-beaten by time,

I step into your ageing eyes,

but still blue, still restless.

Look at me kiss your brow,

I want to peel your bark.

Look at me love you.

 

 

Te abrazo

 

A mi abuelo

 

El cansancio asoma a tus ojos,

a esos que recorrieron el mundo desde casa.

Dime, al mirar hacia atrás,

¿qué ves con tus ojos gastados?

¿con ellos ves antiguo todo cuanto labraste

en una tierra seca e inhumana?

¿acaso lo ves todo arrugado,

como viejas historias?

 

Mírame, yo sujeto tu mano grande,

tu mano curtida por el tiempo,

y me adentro en tus ojos de anciano,

pero aún azules, pero aún inquietos.

Mírame besarte en la frente,

quiero excavar tu corteza.

Mírame quererte.

 

Leído por la autora a la orilla del Mar Mediterráneo

Juan Frau García: “A un nome perdido no caminho”

 

A un nome perdido no caminho

 

Traduzido e lido por Georgia Turano Rodríguez (University of Leeds)

 

Já não tenho seu nome,

eu o perdi,

e agora

não sei mais como você se chama; procuro

pelos bolsos, no meu calendário,

no ar estagnado nas cortinas;

lembro-me de algumas letras, mas não sei em que ordem

devo juntá-las; continuo portanto,

procurando seu nome, e reviro

os móveis, a memória, os sapatos,

olho debaixo da cama, no espelho, no mundo

que envelhece pela janela.

Não consigo encontrá-lo.

 

Percebi esta manhã, folheando o álbum de fotos;

cada objeto tinha uma palavra:

árvore, torre, turista, nuvem, céu,

mas você era apenas um pronome,

era apenas ela:

blusa azul de alças, bolsa, óculos

de sol, sorriso, shorts…

e ela,

e você,

e como você se chamava,

e como eu a chamava em vão,

quando não respondia, quando estava longe

tanto quanto estão agora.

 

Não que eu queira lhe falar, sabemos bem

que não resta um minuto nos relógios

que rompemos, é apenas porque

gosto de saber onde ponho as coisas,

não vá ser que um dia dê de cara com seu nome

no momento menos indicado,

mas também porque noto um vazio escandaloso

na parte mais triste da língua:

onde antes ficava seu nome, agora há uma sombra

que dói quando muda o tempo,

que avisa quando vai chover

e garante uma noite interminável

de pupilas cravadas no escuro.

 

 

A un nombre extraviado en el camino

 

Ya no tengo tu nombre,

lo he perdido,

y ahora

no sé cómo te llamas; no lo encuentro

por los bolsillos, ni en mi calendario,

ni en el aire estancado en las cortinas;

recuerdo algunas letras, pero no sé en qué orden

debo juntarlas; sigo, por lo tanto,

buscándolo, y remuevo

los muebles, la memoria, los zapatos, me asomo

debajo de la cama, y al espejo, y al mundo

que envejece detrás de la ventana.

Tu nombre no aparece.

 

Lo noté esta mañana, viendo el álbum de fotos;

cada objeto tenía su palabra:

árbol, torre, turista, nube, cielo,

pero tú sólo eras un pronombre,

apenas eras ella:

blusa azul de tirantes, bolso, gafas

de sol, sonrisa, pantalones cortos…

y ella,

y tú,

y cómo te llamabas,

y cómo la llamaba cuando lo hacía en vano,

cuando no respondías, cuando estaba tan lejos

como ahora lo estáis.

No es que quiera llamarte, bien sabemos

que no queda un minuto en los relojes

que rompimos, es sólo

que me gusta saber dónde pongo las cosas,

que no me quiero dar contra tu nombre un día

en el momento menos indicado,

y que noto un vacío escandaloso

en la parte más triste de la lengua:

donde estaba tu nombre tengo un hueco sombrío

que duele cuando va a cambiar el tiempo,

que avisa cuando llega la estación de las lluvias

y asegura una noche interminable

de pupilas clavadas en lo oscuro.

Leído por el autor

Foto de @EDITORIALUS (Twitter)

Rafael Mesado

Rafael Mesado
MORFINA

 

 

A mi padre

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

 

Sábana herida de luz usada

que gotea invisible y salina

y empuja hacia el aquí más próximo

Aroma a sangre sin ventana

que se pliega hacia atrás con suavidad

felina  El tiempo prisionero del reloj

no es espiral continua

El tiempo no conoce junturas

viaja hacia afuera   es ola de mar

 

Tiempo liminar cuando la morfina

es mañana   Tiempo que abre las puertas

de par en par   risueño e indiviso

instante de estrella sin amenaza

El tiempo es llegar otra vez

cuando la claridad se asoma al alfeizar

con los párpados cerrados   sin avisar

serenos de atardecer   Somnolencia del día

que comienza a navegar

 

Es litoral en los ojos que se nublan

por el resplandor del aire

que estalla tranquilo bajo la piel

Arena de otra aguja que testifica las quejas

no habitadas   Playa que respira

del otro lado que no es   Aquí y solo aquí

sin más  infinito en el abrazo de las horas

de morfina   Así  tan de menos

 

La morfina es un tigre que sueña

con sábanas de cristal y labios

de madrugada   El tiempo agazapado

no es tiempo que existe   no es transcurso

vegetal  ni rasante de ave migratoria

más allá del mar…   Morfina

abrigo abrazo beso   caricia

sin hospital de un mediodía solar

 

Oleaje sin final